miércoles, 24 de febrero de 2016

Febrero, el dilema.





Manuel Acuña | @Manuel_Acuna7

Febrero, es ese mes del año donde aquellos que amamos el béisbol y que no concebimos un día de nuestra vida sin una gota de él, pasamos del despecho que supone el término de la pelota invernal (aquella que nos hace vibrar con nuestros colores, esos que sentimos como nadie) para cambiarnos el chip a modo MLB, aquella que quizá no tenemos tan adentro, pero que nos hace vivir el juego durante nueve meses y nos mantiene el vicio de nuestro pasatiempo durante la mayor parte del año. Pero, vaya que es difícil.

Como venezolanos, por más apasionados que seamos del juego, nunca o casi nunca, nos apasionaremos a tal magnitud con la pelota de la gran carpa, que con nuestra pelota y lo expresa alguien que nunca ha vivido un título local y ha presenciado tres de su franquicia favorita del gran circuito y por eso mismo puede asegurar que el “guayabo” es mucho más fuerte. Y es que, si los mismos protagonistas del terreno, expresan que “no hay nada como jugar en Venezuela”, nosotros como fanáticos y participes de la fiesta que supone la pelota invernal, sentimos un pequeño vacío al nada más caer el out 27 de la serie del caribe empezamos con aquel “bueno, a esperar a abril”, que en realidad es un pequeño alivio para no decir “bueno, a esperar octubre” que es lo que en realidad sentimos, pero que como fanáticos de memoria corta por naturaleza que somos, terminaremos ignorando por allá en junio.

Firmas, invitaciones al campo de entrenamiento, fan fest y hasta cambios de última hora, nos mantienen con la expectativa de que algo viene, pero la realidad es que el béisbol por estas fechas se mueve más en las cuentas de tuiter que en los ‘spikes’ de los jugadores, nuestro consuelo, el único que tenemos es el spring training, que calienta desde ya la temporada de grandes ligas y nosotros tomamos nuestro propio spring training para volver a “enamorarnos” del juego, cosa que de seguro haremos y nos tendrá desde el 3 de abril bastante ocupados como para pensar en octubre, sin embargo mirar la fecha en el calendario y ve  rla tan cercana no evita que las noches sin béisbol de febrero sigan siendo un pequeño dilema.

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